lunes, 1 de septiembre de 2008

La belleza argentina, concentrada en una muestra universitaria

Las paredes estaban empapeladas de posters y fotografías que reflejaban la faceta paradisíaca de la Argentina. La música folclórica, que acompañaba de fondo, invitaba a vestirse con los tradicionales ponchos que se exponían para decorar aún más el entorno. El pasillo de la Facultad de Humanidades, de la Universidad de Belgrano, permanecía bajo un halo de reinante nerviosismo y preparativos por parte de los 18 estudiantes del último año de la carrera de turismo.

Estos alumnos realizaron con la actividad un simulacro de una agencia de viajes, que en determinados casos ya se convirtieron en empresas reales y legítimas, con el objetivo de proporcionarle al público toda la información necesaria para sus travesías, desde mapas a consejos o guías y recomendaciones. Todo bajo una concepción cultural de las vacaciones, tal como afirma la estudiante Juana Gorostiaga: “Hay excursiones que están más allá de la playa y la sombrilla. De hecho son bastantes las personas que eligen su destino por la historia del lugar o por el encanto de los monumentos“.

Una primera y única feria, que se extendía desde la mañana hasta la caída del sol, contemplaba cuatro regiones de nuestro país: Patagonia, Cuyo, Litoral y Norte, con sus características y zonas turísticas, marcaba territorio y asombraba al escueto público presente. El puñado de concurrentes, al compás, disfrutaba la degustación de las comidas y los vinos típicos de cada área.

Precisamente, el reducido número de espectadores fue el tema que le quitó entidad a la feria. La creatividad de la muestra no estuvo en sintonía con la poca difusión que la alta casa de estudios le propinó al asunto. Cira Caggiano, directora del Departamento de Cultura, afirmó que “no estoy enterada de la exhibición” y se resguardó en la falta de coordinación que existe entre las diversas facultades del establecimiento. Siguiendo con la misma línea, Carlota Gatti, titular de la cátedra Estrategias y Promoción e impulsora de la exposición, comentó: “Por falta de tiempo y desorganización la práctica no pudo ser adecuadamente promocionada. Es una lástima porque es un trabajo hecho con mucho esfuerzo y dedicación, digno de ser disfrutado”.

De todos modos, lo rescatable de la cuestión radica en los testimonios de los propios discípulos que se adentraron con todo en el tema. Así pues, tanto Santiago Andagana como Romina Zappino coincidieron en lo fructífero que les fue abocarse en lo que dieron en llamar una “pseudo tesina”. El binomio concordó, además, en que a raíz del ejercicio y con pocas semanas para la obtención de un grado académico, actualmente se encuentran desempeñándose en una agencia de viajes como free lance y tienen proyectado, para un futuro no muy lejano, introducirse en el mercado con una firma dirigida por ellos mismos.

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